Dentro de la Mejora Continua encontramos dos principales metodologías, Lean (Management o Manufacturing) y Six Sigma. Con esta entrada intentaremos poner un poco de luz sobre ambas de una manera resumida. A menudo oímos que hay personas que son más partidarias de una metodología que de la otra y al revés, como si se tratara de elegir con cuál de las dos afrontaremos el reto de intentar mejorar nuestros procesos.
Básicamente, el objetivo de ambas metodologías es el mismo, eliminar el desperdicio y reducir los costes a base de transformar nuestros procesos en lo más eficientes posible, al tiempo que enfocamos el producto/servicio al cliente para conseguir su máxima satisfacción. Y ambas, por la misma definición de Mejora Continua, se basan en el principio de ciclos repetitivos de mejora tipo Ciclo de Deming (PDCA – Plan, Do Check, Act).
Entonces ¿cómo podemos saber si deberíamos elegir una u otra metodología? Vamos a intentar responder a esta pregunta.
La principal diferencia entre ambas metodologías radica en el camino para conseguir ese objetivo común.
El Lean Manufacturing se basa en la eliminación sistemática del desperdicio, se centra en identificar el valor, en crear flujo a lo largo del proceso y en adaptar éste a la demanda.
- Su aplicación implica un cambio de mentalidad y la participación de todos los componentes de la empresa, incluyendo desde la alta dirección hasta el más básico de los empleados.
- Para que suponga un éxito la implantación de las metodologías Lean, es preciso estar convencido de sus beneficios por parte de Dirección, y fomentar, en los componentes de la empresa, un cambio de filosofía, podríamos incluso decir un cambio cultural que debemos aspirar a mantener en el tiempo.
- Implica poner en cuestión todo lo realizado hasta la fecha y analizar, a través de equipos multidisciplinares, proceso a proceso y paso a paso, si existe un método mejor para llevarlo a cabo.
- Lógicamente antes de iniciar un proceso en este sentido, es importante formar al personal que deberá hacer frente y guiar la transformación de la organización.
El Six Sigma, en cambio, es una metodología que se basa principalmente en el uso de la estadística para reducir la variabilidad de los procesos y así conseguir minimizar el desperdicio reduciendo las no conformidades por parte del cliente aumentando al mismo tiempo la calidad de nuestros productos/servicios.
- En este caso las organizaciones precisan tener personal formado en los diferentes grados de adiestramiento, Yellow, Green y Black Belt para poder llevar a cabo los proyectos de mejora con garantías de éxito.
- El ciclo de mejora en el que se basa el Six Sigma es el denominado DMAIC (Define, Measure, Analysis, Improvement, Control), que no deja de ser una versión particular, quizás más detallada y definida con similitudes al Ciclo de Deming.
En ambos casos, las acciones de mejora realizadas son de corto alcance, con un relativo bajo coste en su implantación y rápido retorno. Así pues, volviendo a la pregunta que planteábamos al inicio de esta entrada, ¿por cuál deberíamos decidirnos? ¿Lean o Six Sigma?
La respuesta es: por ambas. El hecho de tratarse de metodologías que siguen caminos distintos para conseguir un objetivo común, las convierte en complementarias, y que al utilizarlas de manera conjunta multiplican su capacidad de realizar mejoras en los procesos de una forma mucho más efectiva.
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